No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Es que la gente no sabe diferenciar, entre Jesús y los evangelios, entre la asociación libre y los libros de superación personal sobre cómo interpretar tus sueños.
Cada momento te gritas a ti mismo : ¡No dejes tus laureles!. Envidio con todo mi corazón tu predestinación anunciada en el periódico de la historia Hegeliana, comprobada por siglos de empirismo social, tu capacidad nula de autrocritica, tu creencia cimentada sobre valles yermos y estériles.
1 comentario:
¿qué hacemos perdiendo el tiempo?
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