¡Oh Dios!, dime : ¿Quién ha de nombrarte?
No me compadezcas Cristo, pues has de correr con suerte cuando,
al resucitar YO cual ave fénix d'entre las cenizas de tu entierro
no te juzgue con el fulgor certero de mi espada,
no marque tu cara con el fuego de mis alas
... entonces ,al verme surgir de la tierra de los muertos en donde quisiste esconderme,
entre tus sienes desearás el veneno sentir correr.
Mas por ahora, teme ahí escondido entre la hierba,
pues ya el tiempo llegará de batirnos en duelo
todo por atreverte a arrancarme el secreto del UNIVERSO
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