jueves, 5 de julio de 2012

Sikuriadas

Él puso su mano en mi panza.
 Le puse la mano en mi pecho, creyendo que no iba a captar.
Pero que si, el destino estaba escrito, si él entendía eso que no sé decir. Habría de comprenderlo todo de pronto.  En ese caso, el Universo estaría cerca de desdoblarse como una flor reventada en primavera.

 Estaríamos a punto de descubrir entonces; el secreto...

 -De repente late más fuerte.
 -¿Si?
-Sí

 Acongojo Juan, por eso latía más fuerte, porque quería decirte algo que ni siquiera él con su miocardio fuerte y oxigenado entiende.


 Salí corriendo.

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